Mientras algunos disfrutaban el feriado, ellos seguían trabajando
Antofagasta, mediodía, Latorre con Maipú, pleno centro. En una mañana cualquiera, no hay por dónde caminar sin toparse con alguien apurado en sentido contrario haciendo trámites, comprando ropa, o quién sabe qué. Pero ayer, día del trabajador, la capital regional era literalmente un pueblo fantasma. Todas las personas apuradas habían desaparecido como si se las hubiera tragado la tierra.
Sin embargo, si uno ponía atención mientras caminaba por el centro, podía encontrar rastros de movimiento que hacían girar silenciosamente el engranaje de Antofagasta. Eran los valientes que debían hacer turno trabajando en el feriado dedicado exclusivamente para ellos.
Sentado y con cara de sueño en la bencinera Shell de Avenida Balmaceda con Maipú, un hombre esperaba largo rato la llegada de automovilistas a quien atender. Rubén Vega, con dos años trabajando en este rubro, cumplía con su primer 1 de Mayo trabajando al pie del cañón.
-Igual es fome, porque uno le gustaría estar en la casa con la familia…
Rubén se tuvo que levantar a las 7 de la mañana para ir en busca de una locomoción colectiva que también andaba medio fantasma. Sin embargo, el único colectivo que pilló para llegar al centro le cobró mil quinientos pesos. El doble de lo que paga usualmente. Resignado, llegó a su trabajo, se puso el traje y gorra amarillos, y se puso a cargar combustible. No mucho eso sí, porque han pasado diez minutos de conversación y ningún auto se asoma por acá.
-¿Clientes? No, casi nada. Si la gente tiende a descansar pues.
ALMACENES 24/7
Sea día del trabajador o año nuevo o la Pascua de Resurrección, el pan no conoce de feriados. El problema es dónde conseguirlo, porque la gran mayoría de los negocios permanecen cerrados. Richard Godoy, dueño del almacén "El Calderino" de calle Ossa, tenía en sus manos una decisión complicada: descansar el feriado, o aprovechar los clientes que buscarían en masa algún lugar dónde comprar pan. Optó por lo último, y le fue excelente.
-Este es el primer año que abro un feriado, me ha ido bien, anda harta gente- dice.
Cerca de la ubicación del "Calderino", viven muchas personas en residenciales que, usualmente, tienden a ir a uno de los tres supermercados cercanos para comprar sus cosas. Pero en un día así, todos buscan una señal de vida para abastecerse.
Richard la hizo: abrió el mejor día para vender. "Es como lógico que todos celebran, pero uno tiene que andar bien por el lado del comerciante", dice. Hasta ahora, se han vendido muchas empanadas, "y mucha agua también", explica, porque varios andaban con su resaca deambulando por Ossa. Esa señal indica que el feriado se celebró con todo.
Los mismos amigos de resaca aterrizaron en el Mercado Central como si fuera un 1 de enero. "Vinieron encañaditos a tomarse un tecito", cuenta Hilario Valeriano, del "Don Pedrito", restaurante que abre los feriados normalmente, porque la familia que sale a pasear durante este día especial, también tiene que comer.
-Siempre viene la gente por acá, hoy abrimos a las ocho de la mañana, y se hace todo a gusto del cliente- explica.
Anochece en una ciudad que por fin le hace honor a esa antigua canción que decía que la nuestra era una "Antofagasta dormida". Hoy, nuevamente volverá la bulla, los autos, el taco, el señor que vende helados a cuatrocientos y el clásico gritón de micros. La vida seguirá asegurada por acá hasta -al menos- el próximo feriado. J